La palabra "Trabajo" viene del Latín "tripaliare". Tripaliare viene de tripalium (tres palos). Tripalium era un yugo hecho con tres palos en los cuales amarraban a los esclavos para azotarlos. (en griego moderno la palabra dulia significa trabajo en general, del griego antiguo duleia=esclavitud) El objetivo de este texto es contrargumentar algunos mitos muy comunes en la sociedad que vivimos. Son creencias muy fuertes por que incumben al mundo del trabajo. Son los siguientes tópicos:
-Es normal o natural trabajar 8 o 10 horas cada día 5 días a la semana, y deberiamos estar contentos porqué antiguamente se trabajaba más.
- Los ritmos de trabajo actuales son razonables. Mientras se trabaja no se habla, hay que concentrarse en el trabajo, ser eficiente y competitivo.
-Es normal trabajar haciendo algo que no te interesa, porqué después tienes el tiempo libre para disfrutar y hacer lo que tengas ganas.
-Los salvajes, los primitivos, quizás no trabajaban tanto, pero a costa de sobrevivir una vida tan corta como miserable.
- Nunca se ha vivido tan bien como ahora, la historia es una progresión
contínua hacia mejor.
De la importancia de conocer la historia del trabajo:
Para juzgar y decidir lo que tendría o no que ser normal es preciso conocer la historia. De lo contrario solo podemos tomar el presente comoreferencia. Sin embargo, nos quedan nuestros instintos, tan denostados habitualmente. Si los consultamos podremos contestar la mayoría de las preguntas que nos asaltan.
Historia básica del trabajo
La prehistoria, los cazadores recolectores
La economia de subsistencia
El trabajo, actualmente como lo conocemos, no existía hasta finales del siglo XVIII. El trabajo hasta entonces no era un fin en si mismo. Las personas no se levantaban por la mañana y se iban a trabajar, sino que al sentir las necesidades básicas (frio, hambre...) simplemente se alimentaban, cazaban o construían su casa. Los esfuerzos que las personas hacían para cubrir sus necesidades eran mayores en unos sitios que en otros, según la riqueza del medio y la destreza de las personas, pero en todo caso raramente se trabajaba más de lo necesario para cubrir esas necesidades básicas. A penas había comercio ni intercambio. Los grandes imperios precapitalistas, Egipto, Mesopotamia...., salvo los basados en la esclavitud, estaban conformados por la unión de muchas economías domesticas. De éstas se extraía los alimentos y materiales para mantener a los pequeños gobiernos. Los gobernantes podían exigir más o
menos renta, pero no intervenían en la lógica de la producción. El Comercio (Producción mercantil simple) Un primer paso, importante, en lo que concierne al proceso del trabajo, es el que lleva a la producción para el intercambio. El campesino pasa a producir cada vez una mayor parte de la cosecha para ser vendida o intercambiada. Aparece, paralelamente, la figura del artesano, que elabora uno o más productos de forma especializada. Las personas dejan de abastecerse a si mismos en buena parte y surge el comerciante. En la mayoría de los casos los comerciantes acababan controlando el proceso de intercambio de los productos, ya sea porque traían las materias primas necesarias de lejos, porque controlaban los precios de venta de los productos o porque tenían la capacidad de almacenar la producción a la espera de mejores precios. El productor mercantil simple es tan explotable por los comerciantes como el asalariado actual, y de hecho este es uno de los factores que ha hecho que este tipo de economía aun perdure en gran parte del tercer mundo. Por decirlo sencillamente, a los inversores les sale
más a cuenta que los agricultores cultiven, si el mismo les vende los insumos y les compra la cosecha a un precio bajo, que crear una empresa y asalariar al mismo agricultor como peón.
La fábrica, La industrialización
La fábrica no es inicialmente más que la suma, bajo un mismo techo, de gran número de artesanos. Las herramientas y máquinas continuan siendo muy sencillas, y se requiere de la pericia del artesano para elaborar el producto. De esta manera el artesano aun controla los ritmos de trabajo e incluso el como se hacen las cosas. Sin embargo, ya no trabaja el tiempo que necesita para cubrir sus necesidades básicas, sino que responde a la lógica del propietario, que siempre quiere más. En la fábrica, el control del trabajador es imprescindible para poder aumentar la riqueza del empresario. Los siguiente pasos para acabar de controlar al obrero fueron el Taylorismo y el Fordismo. Taylor empieza a dividir las tareas de la fábrica en pasos, y ha calcular el tiempo necesario para cada uno de ellos. A continuación manipula el proceso para hacerlo más rápido y eficiente. El trabajador-artesano pierde el control sobre los ritmos y sobre como se hacen las cosas. A continuación Ford inventa la cadena de montaje, al dividir el proceso productivo en un número de tareas independientes y consecutivas. La gran ventaja para el empresario de éstos métodos de trabajo radica en poder sustituir a los artesanos, bien
pagados y organizados, por mujeres, niños y en general mano de obra poco calificada y fácil de disciplinar.
Mitos
-La esclavitud desaparició por las luchas de los propios esclavos y en general de la sociedad ante una injusticia atroz.
“La experiencia ha demostrado que de todos los tipos de crianza, la del ganado humano es la más difícil. Para que la esclavitud sea rentable cuando se aplica a empresas en gran escala tiene que haber abundancia de carne humana en el mercado. Esto sólo puede lograrse por medio de la guerra o de las incursiones en busca de esclavos. De manera que una sociedad difícilmente puede basar una buena parte de sus economía en seres humanos domesticados, a no ser que tenga a mano sociedades más débiles a las que vencer o arrasar.” (Bloch, 1966)
“Si se compara las ventajas e inconvenientes de los esclavos, cuya reproducción compensa, menos que la de cualquier otro tipo de ganado, la muerte natural o accidental, y que proporciona siempre una cantidad de trabajo mucho menor que la de un peón asalariado, llegaremos a preguntarnos si el trabajo esclavo no era mucho más caro que el trabajo
libre.” (Citado por Lengellé, 1971) Parecer ser, que más allá de las posibles protestas, por parte de la sociedad civil y una vez agotadas las fuente iniciales de hombres y mujeres baratos, la cría de esclavos no salía a cuenta económicamente. Los propietarios preferían pagar a una asalariado motivado a trabajo hecho, que mantener de forma permanente a esclavos. Quizás se encuentre en esta ironía el motivo de la abolición de la esclavitud en el primer mundo.
-Es normal o natural trabajar 8 o 10 horas cada día 5 días a la semana, y deberiamos estar contentos porqué antiguamente se trabajaba más. Los antropólogos nos explican que la mayoría de las sociedades primitivas trabajaban alrededor de 2 o 3 horas diarias, era el tiempo aplicado en la caza, recolección... Con la agricultura aumenta la carga de trabajo, aún así en la época romana había 110 días festivos al año, llegando a 175 días en el siglo IV (H.Webster). Lo mismo ocurría entre los griegos, pues los días festivos excedían en número a los laborables (Grazia, 1964). En la Edad media las festividades llegaron a ocupar cerca de la mitad de los días del año, y existen evidencias que muestran que incluso en las comunidades más atrasadas de Europa Central, se celebraban 182 fiestas al año. Los artesanos franceses del Antiguo Régimen, no trabajaban más de 5 días a la semana. En 1722 Pedro I de Rusia reguló 115 días de fiesta anuales, lo cual le acarreó el sobrenombre de Pedro “El cruel”. (actualmente hay aproximadamente unos 140 días de fiesta anuales). Los horarios, sin embargo, eran largos para los estandares actuales. A modo de- ejemplo, en los gremios medievales se trabajaba 12 horas diarias (incluida una hora y media de pausa) y en la Francia del siglo XIII, 8 horas en invierno y 16 en verano. Sin embargo, pese a que los horarios eran largos, los ritmos de trabajo eran tranquilos. La actividad podia ser parada en cualquier momento para rezar, comer, beber, o simplemente charlar con los compañeros, y ha nadie extrañaba que un trabajador abandonara temporalmente su puesto de trabajo. En todo caso, el ritmo era marcado por el trabajador y en ningún caso por una máquina, como pasa actualmente.
-Mejor trabajar en la fábrica que malvivir de lo que uno pueda cultivar!
No hace falta demostrar que éste es el sentir común en la sociedad en la que vivimos. Sin embargo, la industrialización no fue un proceso sencillo para los empresarios, porque la gente se negaba a trabajar en las fábricas. “A ningún hombre le gustaría trabajar en un telar mecánico, se produce tanto ruido y escándalo que cualquiera se vuelve loco; y además, hay que someterse a una disciplina que un tejedor manual no puede aceptar nunca. (...)Todos los que trabajan en una telar mecánico lo hacen a la fuerza, pues no pueden vivir de otro modo; suele ser gente cuyas familias han sufrido calamidades o que se han arruinado. ” (Citado por Thompso, 1977)
“A principios de la Edad Moderna la concentración de obreros dentro de los talleres se dió en parte por medios coercitivos: pobres, vagabundos y criminales fueron obligados a ingresar en la fábrica. Hasta entrado el siglo XVIII los obreros de las minas de Newcastle iban sujetos con argollas de hierro.” (Weber, 1974)
“hubo pocas áreas del país en que las industrias modernas, particularmente las textiles, no estuvieran asociadas a pisiones, casas de trabajo u orfanatos. (Pollard, 1965)
“A.G.Rashin calculaba que en Rusia en 1767 un 91% de los trabajadores de la industria eran trabajadores forzados, y aún en 1860 estos suponín
400.000 trabajadores (casi la mitad del total de trabajadores de la industria).” (Fernández Enguita, 1990)
Los artesanos y agricultores, preferían malvivir de la crisis de sus oficios, trabajando a domicilio pero manteniendo un cierto grado de control y autonomía en su trabajo, antes que traspasar la puerta de la fábrica, queera visto como un lugar de depravación moral y deshumanización. La prosperidad de las manufacturas, si implicaba un aumento de los salarios, se volvía en contra del empresario, pues los obreros trabajaban menos horas cuando los sueldos eran mayores.
“Durante los meses de invierno podía leerse en el tablón de anuncios de la mina una nota de un directivo que decía: ”Estoy muy preocupado por la cantidad de hombres que faltan al trabajo”. La respuesta, escrita, a mano debajo, era “pues, ahórcate, porque está empezando el buen tiempo.” Un mitín de masas sobre el absentismo convocado por un directivo empresarial de Doncaster presenció a un capataz implorando a los hombres desde el podio: “¿Por qué trabajais cuatro turnos a la semana?” Le respondieron a coro: “!Porque no podemos vivir con tres!”. (Douglass, 1977)
-Pero, ¿cómo hicieron los empresarios para conseguir que la gente acudiese a las fabricas a trabajar?
“El reclutamiento de obreros (...) desde comienzos del siglo XVIII (...) se realizó en ocasiones usando medios coercitivos muy violentos. Entre ésto figuraban, ante todo, la Ley de pobres y la Ley de aprendices de la reina Isabel. Tales regulaciones se hicieron necesarias dado el gran número de vagabundos que existía en el país, gente a la que la revolución industrial había convertido en desheredados. La expulsión de los pequeños agricultores por parte de los grandes arrendatarios y la transformación de las tierras laborables en pastizales originaron que el numero de obreros necesarios en el campo fuese cada vez menor, dando lugar a un excedente de población que se vió sometida al trabajo coercitivo.” (Weber, 1974)
“Eduardo VI establece que quien rehúse trabajar será entregado como esclavo a su denunciante; si se escapa más de 15 días será condenado a la esclavitud de por vida,(...) y si se escapa por segunda vez será condenado a muerte; quien sea encontrado holgazaneando durante días será marcado con una V”(Marx, 1975)
El caso francés no fue distinto. En 1657 se ordena que todos los mendigos de París sean internados en el Hospital General, salvo que abandonen la ciudad, con lo que el número de mendigos se redujo de 40.000 a 4.000. En el Hospital General era obligatorio trabajar en la fábrica.-
-Y, ¿Como hicieron los empresarios para que los trabajadores aceptasen trabajar más horas y más rápido?
La maquinaria
La maquinaria fue un mecanismo contra la mano de obra rebelde. A través de la descualificación del trabajo y de la posibilidad de sustituir la mano de obra artesana por niños, mujeres, vagabundos, enfermos... “Un indultrial de Manchester del s.XIX declaraba: La insubordinación de nuestros obreros nos ha hecho soñar con prescindir de ellos. La mecánica ha liberado al capital de la opresión del trabajo.” (Perrot, 1978)
El papel de la escuela:
Hasta la Revolución Industrial apenas existia la figura de la escuela. Los agricultores y artesanos enseñaban la profesión a sus hijos en su propia finca o los mandaban de aprendices con otros artesanos. Es con el inicio de la industrialización y las dificultades de los empresarios para que los obreros mantengan una disciplina en el trabajo, que se perciben las ventajas de la escuela primaria para adoctrinar a los niños en las tareas de obedecer, mantener un horario...
"La puntualidad, la precisión, la obediencia implícita al encargado o a la fuerza directiva, son necesarios para la seguridad de los otros y para la producción de cualquier resultado positivo (...)La escuela lleva a cabo esto tan bien que a algunas personas les trae el recuerdo de una máquina." William Harris, Comisionado de Educación de los EEUU (Tyack,1974)
"Entren en sus banco. A la palabra entren los niños ponen ruidosamente la mano sobre la mesa y al mismo tiempo pasan la pierna por encima del banco; a las palabras en sus bancos, pasan la otra pierna y se sientan frente a sus pizarras(...)" Instrucciones para la escuela elemental francesa.
La importancia de la disciplina, el orden y la obediencia por encima de los conocimientos estrictos se puso de manifiesto en la polémica en Francia a principios del siglo XIX entre los métodos mutuo y simultaneo. La escuela mutua había mostrado ser capaz de enseñar lo mismo en mucho menos tiempo, con métodos modernos de aprendizaje. Pero a la hora de escoger un modelo educativo se optó por el método simultaneo, porque "la cuestíón no era enseñar un cierto montante de conocimientos a los alumnos, sino tenerlos entre las paredes del aula sometidos a la vigilante mirada del maestro, el tiempo necesario para dominar su carácter y dar la forma adecuada a su comportamiento."
En una entrevista a empresarios Estadounidenses en 1850 uno contestó que el conocimiento era secundario para la moralidad, y que los trabajadores educados mostraban un comportamiento más ordenado y respetuoso. "En los conflictos laborales, siempre me he dirigido a los más inteligentes, mejor educados y más morales en busca de apoyo. Es el trabajador ignorante y el ineducado el más turbulento y problemático". Otro empresario alabó "la diligencia y el sometimiento voluntario de los educados, quienes ganándose la confianza de sus colegas, ejercen una influencia condervadora en momentos de conflictos laborales."La escuela pimaria formaba hombres de empresa. (Katz, 1971) :
Evolución histórica de los conceptos de producción, trabajo, riqueza...
Paralelamente y de forma complementaria a los cambios en las estructuras políticas y económicas se han producido a lo largo de la historia cambios en la percepción de lo que significa trabajar, producir...
En el neolítico no existía, ni siquiera, el concepto de trabajo, y las actividades, más o menos pesadas, se llevaban a cabo de cuerdo a la necesidad material de cada momento determinado. Marshall Sahlins habla de la "Edad de Piedra, Edad de abundancia" para resaltar que los medios técnicos de que disponían las "sociedades primitivas" les permitían cubrir con mucha más holgura sus necesidades básicas y deseos de lo que ocurre en las actuales sociedades "tecnológicas", estando aquellas más cerca de la abundancia que éstas. En las sociedades cazadoras y recolectoras no existía el afán de acumular riquezas o excedentes que se observa en la nuestra: para ellos los stocks de riquezas estaban en la naturaleza y no tenía sentido acumularlos, ni era posible acarrearlos..
En Grecia, Roma o durante los inicios del cristianismo no se pensaba que el hombre fuera capaz de producir nada en sentido estricto: se creía que sólo Dios era capaz de hacerlo, sacando algo de la nada, por lo que las riquezas se consideraban fruto del Cielo y la Tierra. En una economía mayormente agrícola, era normal considerar que los hombres podían, todo lo más, colaborar con la naturalea para asegurar su bendición. Así, el juego económico del intercambio, los precios y el dinero se veía como un juego en el que realmente no se creaba nada, y en el que , por tanto, las ganancias de unos eran realizadas a costa de los otros.
El trabajo, refiriendose a aquellas actividades que se realizaban a cambio de dinero, era visto como algo deshonroso, por cuanto implicaba que la persona no tenía los medios propios para sustentarse. Parece bastante lógico que el sentido común indicase ésto, pues la mayor parte de las familias se sustentaban con sus propias tierras y herramientas, sin depender de nadie.
El gran historiador Herodoto explicaba que no podría afirmar que los griegos hubieran recibido de los egipcios el desprecio por el trabajo, por cuanto ese mismo desprecio por las relaciones de dependencia y por lo que los romanos llamaron después las "artes sórdidas", lo había apreciado también "entre los tracios, los escitas, los persas y los árabes"6Cit.
Mumford, 1935
En principio, el cristianismo hizo también suyo el desprecio por lo que hoy denominamos trabajo: se tomó como castigo fruto de una maldición bíblica y no como un objetivo ni individual ni socialmente deseable, y más cuando se propugnaba el despego hacia los bienes terrenales.
Ya en la Edad moderna con los inicios de la ciencia y la industria, el hombre asume gradualmente un papel central en la creación de riqueza. Ya no es la naturaleza, o Dios la que crea las cosas, como pensaría un agricultor mientras espera que crezca la cosecha, sino el hombre. Esta es la mentalidad propia y lógica del industrial u obrero, la riqueza emana de la manipulación de la naturaleza mediante el trabajo. Las materias primas pierden el protagonismo frente a los productos manufacturados.
Para llegar a la concepción actual del trabajo y la vida se hubieron de cambiar una serie de sentires comunes entre la población de la época. En primer lugar, se tuvo que extender entre la población un afán continuo e indefinido de acumular riquezas, a la vez se desvanecía el tabú moral contra la codicia. En el Renacimiento se anima a las personas a que busquen el placer y la libertad. Al desvanecerse las barreras de clase, cualquier persona puede aspirar a pertenecer a la clase alta y a ser rico, ya no hace falta ser un escogido por dios para ser noble. Con el Renacimiento, las actitudes egoistas y acaparadoras dejan de ser vistas como amenazas hacia la colectividad, ya que se supone que el mercado las reorienta para que impulsen el progreso y la ciencia.
En segundo lugar, hubo de cambiar la noción de riqueza, para posibilitar así la acumulación. En el Antiguo Régimen la pertenencia o no a la clase alta se definía en base a la posesión de la tierra. La tierra permitía cierta acumulación de bienes, pero ésta estaba limitada por la extensión finita de ésta. Para que toda la población pudiese entregarse a la acumulación de riqueza, hubo de buscarse algo acumulable de caracter infinito:el dinero. Por último, para extender el trabajo asalariado hizo falta acabar con la economía de subsistencia, y sustituirla por la fábrica, y la agricultura industrial. Dentro de este proceso el marxismo fue de hecho una especie de caballo de Troya, que introdujo entre las filas de los oprimidos el evangelio del progreso, basado en el respeto beato e indiscriminado de la ciencia, la técnica, la producción y el trabajo, frente a la autosusistencia y la economía rural.
Por todo ello el trabajo ha llegado a convertirse en la meta social del individuo. Los pobres han pasado de pedir pan a pedir trabajo, y el burgués ha pasado de ser, "insaciable y cruel", a convertirse en un bonachón "creador de puestos de trabajo". Una vez reducidas a la mínima expresión la comunidad, la familia, la tribu, que eran los elementos de relación y motivación del individuo, solo nos queda el mundo del trabajo. El trabajo se ha acabado convirtiendo así, como decía Max Weber, "en el factor principal de un régimen de 'ascetismo intramundano', en respuesta al sentimiento de soledad y aislamiento del hombre" (E. Fromm, 1979) Cuando en una sociedad como la nuestra se asocia la respetabilidad de los ciudadanos a su nivel de riqueza, se desata entre éstos una lucha por la "reputación pecuniaria" que crea un estado de insatisfacción crónica generalizada
Conclusiones
-Desde la prehistoria la evolución de la economía ha conocido dos movimientos contradictorios: el enriquecimiento, pero simultaneamente, el empobrecimiento, la apropiación con respecto a la naturaleza, pero la expropiación con relación al hombre. Ahora en la época de mayor poder tecnológico, el hambre es una institución. El hambre ha aumentado relativa y absolutamente con la evolución de la cultura.
La población más primitiva del mundo tenía escasas posesiones, pero no era pobre. La pobreza no es una determinada y pequeña cantidad de cosas, ni es sólo una relación entre medios y fines; es sobretodo una relación entre personas. La avolución histórica a comportado una evolución tecnológica, pero también política, de aumento de las diferencias entre las personas y entre las poblaciones entre si. Por cada paso que ha dado el hombre hacia su destino, ha retrocedido dos.
Anejo: La sociedad opulenta primitiva (Mashall Sahlins)
Las sociedades cazadora-recolectoras del paleolítico podían ser definidas como sociedades de la abundancia y la opulencia, o así es, al menos, como
lo percibían sus integrantes. Los primitivos, que vivian en pequeños grupos, se desplazaban en busca de alimento, según se agotaban los recursos en una zona. Raramente pasaban hambre. No disponían de más artilugios, ni posesiones que los que podían cargar en su espalda. Los estudios antropológicos muestran que no trabajaban, en el sentido de buscar alimento u otra actividad dura fisicamente, más de unas pocas horas al día. No sentían apego por sus posesiones, de hecho, trataban consumo descuido sus pocas posesiones, ya que la mayoría de estas las elaboraban rapidamente a partir de abundantes materiales presentes a su alrededor. Las sociedades primitivas giraban alrededor del comer, el dormir, muchas más horas que las que se duermen actualmente, y la pura inactividad. Son sociedades donde todo se comparte, el acceso a todo es fácil. No tenía sentido acumular, pues la naturalea era un sstock inacabable. Además si uno acumulaba, los demás se los iban a coger, pues todo se compartía.
Algunas citas mas:
Los aborígenes australianos Yir-Yiront, no diferencian lingüísticamente trabajo y juego.
Los Yamana no son capaces de mantener un trabajo duro y constante, hecho que provoca la consternación de los granjeros y patrones europeos para quienes suelen trabajar. Su trabajo depende más bien de arranques, y en esos esfuerzos ocasionales pueden desarrollar una energía considerable durante un cierto tiempo. Después de esto, sin embargo, muestran deseos de un período de descanso cuya duración no es posible calcular y que consiste en quedarse tirados por allí sin hacer nada y sin mostrar grandes signos de fatiga… No cabe duda de que repetidas irregularidades de este tipo desesperan al patrón europeo, pe el indio no puede evitarlo. Se trata de una disposición natural (Gusinde, 1961, pag, 271)
Entre los cazadores-recolectores abunda la confianza económica, nacida de las circunstancias habituales en que todas las necesidades de la gente se ven fácilmente satisfechas, y se transforma en una condición permanente y los mantiene alegres y risueños durante épocas que pondrían a prueba incluso a un jesuita preocupándolo de tal manera que – tal como advierten los indios- podría llegar a enfermarse “… Los he visto, en medio de dificultades y penurias, sufrir con alegría… Yo mismo me encontré entre ellos amenazado por grandes sufrimientos. Solían decirme: “A veces estamos dos días, tal vez tres, sin comer, por falta de alimentos; ten confianza, Cihiliné, ten fortaleza de espíritu para soportar el sufrimiento y las dificultades; no te pongas triste porque si no te enfermerás; míranos a nosotros que no dejamos de reír aunque tengamos muy poco que comer” (LeJeune, 1897) – Marshall Sahline
El hambre aumenta relativa y absolutamente con la evolución de la cultura.
La evolución de la economía ha conocido, entonces, dos movimientos contradictorios: el enriquecimiento, pero simultáneamente el empobrecimiento, la apropiación con respeto a la naturaleza, pero la expropiación con respeto al hombre (Marshall Sahline)
El “problema económico” puede resolverse fácilmente empleando las técnicas del Paleolítico. De esto se desprende que sólo cuando la cultura se aproximó a la cima de sus logros materiales erigió un altar a lo Inalcanzable: Las necesidades infinitas (Marshall Sahline)
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